Coyoacán y San Angel

Nada de esto es origami, no.
Ni siquiera es papel, excepto por las flores y el papel maché de las calaveras. Seguramente se pueda sin mucho trabajo encontrar la conexión más allá del papel.
Estas ranas parecen haber sido diseñadas por Robert Lang o por Daniel Robinson. La estética se repite traspasando culturas. Más ranas, esta vez de vidrio colorido.


Cajones de fruta y verdura, canastos de pan, todo miniaturizado. El conjunto recuerda a los trabajos de Momotani.

Flores de papel multicolor. Hubiese necesitado una lente gran anlgular para tomarlas todas. Cubrían hasta el techo.

Las tradicionales muñecas con cintas en el cabello, todas sentadas al sol.

Una de las miles de versiones del arbol de la vida. La pieza es tan recargada y llena de detalles que cuesta abarcarla con la vista.

Un Geko en la pared...
Hecho en una lámina de metal recortado y repujado. Figuras como esta cubren paredes enteras representando tortugas, lagartijas, ranas e insectos variados.



Peces, peces. Uno de lineas puras y simples, otro arqueando la espalda en un salto. En otro lado, miniaturas de pescado.

Bisagra de la puerta de la Iglesia de Coyoacán.







Las famosas "calacas" del culto a los muertos. Los esqueletos se visten para toda ocasión. Una tradición Mexicana de raices profundas y cuya presencia se hace notar en cada rincón.

Un Xolointzcuincle en una plaza. El perro pelado Mexicano es una de las pocas razas carentes de pelo del mundo. En la mitología precolombina este animal era el encargado de conducir a los muertos hasta el inframundo.


Tallas en madera, un caballo de calesita y la original representación que una artesana hizo de un Hipogrifo, macho y hembra.